Dios separó a los hijos de Leví para hacerlos servidores del santuario. Cuando se les puso a prueba en el juicio que siguió a lo del becerro de oro, fueron hallados fieles (Éxodo 32:26-29; Malaquías 2:4-6), por eso ahora son escogidos para el servicio de Aarón y de toda la Asamblea. Es una figura del privilegio que tiene cada creyente: servir tanto al Señor como a la iglesia, ¡lo uno no se puede separar de lo otro! Es de señalar que la palabra traducida por servicio en los versículos 7 y 8 también significa guarda, esto es, vigilancia. La atención y la vigilancia forman parte del servicio para el Señor. Esta palabra caracteriza precisamente la actividad del centinela en Isaías 21:8, quien está allí montando su guardia todas las noches. ¡Que el Señor nos conceda ser de los que saben velar por y sobre el pueblo de Dios! Notemos además que en el capítulo 4:3 otra palabra traducida por “servir” también significa labor, sufrimientos, guerra.
En los versículos 12 y 13 Jehová recuerda cuándo y cómo adquirió a los levitas. La noche de la Pascua –la cruz para nosotros– señaló su separación (leer 2 Corintios 5:15). Pero, además, estos servidores son “enteramente dados” a Aarón y a sus hijos (v. 9). ¿No es así como nuestro Sumo Sacerdote designa a sus queridos discípulos dirigiéndose a su Padre? Habla de “los que me diste” (Juan 17:9, 12, 24 y sig.).
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"