Los últimos enemigos del rey fueron aniquilados. Como Israel después de haber cruzado el mar Rojo (el versículo 16 alude a ello), como Débora con Barac después de su victoria y Ana después del otorgamiento de su ruego, ahora David puede celebrar las liberaciones de Jehová. Con un cántico agradece a su Salvador (v. 3). ¿Se nos ocurre cantar nuestro agradecimiento? ¡Sin duda lo hacemos en las reuniones o en familia! Pero, ¿por qué no hacerlo también cuando estamos solos?
Este cántico reproduce gran parte del Salmo 18. Y como todos los salmos, este va mucho más allá de las experiencias del que los compuso. En efecto, ¿qué son los sufrimientos de David al lado de los del Salvador? ¿Qué son la violencia y la maldad de Saúl en comparación con el odio de Satanás, el hombre fuerte? Este último procuró atemorizar a Jesús con la perspectiva de la cólera de Dios, luego trató de retenerle en los “lazos de la muerte” (v. 6). Pero en Getsemaní, Cristo fue oído
A causa de su temor reverente”
(Hebreos 5:7).
Por cierto, Dios no podía evitar la cruz a su Hijo ni “pasar de él esta copa”. Sin embargo, le respondió librándole de su “poderoso enemigo”, el diablo (v. 18), y sacándole (por medio de la resurrección) de las “muchas aguas” (v. 17), esas terribles “ondas de muerte” (v. 5).
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"