Labán persigue a Jacob

Génesis 31:22-54

Avisado de la huida de Jacob, Labán sale en su persecución y lo alcanza. Como hombre del mundo astuto e hipócrita, emplea palabras lisonjeras mientras su corazón está lleno de envidia y celos. Finge gran afecto por sus hijas y nietos en tanto que sus propios intereses son los que siempre le guiaron (v. 15). Finge temer a Dios (v. 29, 53) mientras busca activamente a sus dioses falsos.

Es triste ver la importancia que Raquel da a esos ídolos. En cambio, podemos estar seguros de que Rebeca de buen grado había dejado atrás esos objetos cuando se marchó con el siervo de Abraham. Estos dioses corresponden a las cosas del mundo que no nos decidimos a abandonar y que creemos poder llevar con nosotros en el camino hacia nuestra Patria. Nos es posible esconderlos durante cierto tiempo en lo más profundo de nuestro corazón. ¡Pero quiera Dios, quien todo lo ve, ayudarnos a saber discernir y rechazar resueltamente todo lo que, en nuestros afectos, toma el lugar del Señor Jesús! ¡Son ídolos!

Jacob y Labán se separan finalmente. El montón de piedras o majano constituirá una frontera entre ellos. No hay terreno común entre el creyente y el hombre del mundo, incluso cuando pertenezcan a la misma familia. Jacob ofrece un sacrificio (v. 54); conocía su lugar y dignidad ante Dios.

Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"