Nacimientos en contexto de celos e intrigas

Génesis 30:1-24

Estos versículos nos presentan la familia de Jacob. ¡Página importante del Antiguo Testamento, puesto que los doce hijos del patriarca llegan a ser a su vez doce patriarcas (Hechos 7:8) y darán sus nombres a las tribus de Israel! A través de ellos se cumplirán las promesas hechas a Abraham y a Isaac, como también a Jacob durante la noche pasada en Bet-el. De los descendientes de Leví saldrán los sacerdotes, de Judá los reyes y el mismo Mesías.

La familia de Jacob, a excepción de José, es la imagen de su jefe: intereses egoístas, rivalidades, recursos dudosos la caracterizan. A pesar de esos extravíos, Dios tiene sus ojos puestos en ella y quiere bendecirla. Igualmente hoy las familias de los creyentes son preciosas para el corazón del Señor. Nos conoce a todos por nuestro nombre y desde nuestros primeros pasos nos prepara para el servicio al cual nos destina. ¿Y cuál es el llamamiento glorioso de los creyentes ahora? ¿No es de ser “reyes y sacerdotes para Dios, su Padre”? (Apocalipsis 1:6). El nacimiento de José, tipo de Cristo, anuncia para la familia de Jacob el fin de su servidumbre y el retorno al país de la promesa (v. 25). Espiritualmente siempre es así: a partir del momento en que Cristo toma su lugar en nuestras casas y en nuestros corazones estamos en condición de experimentar la liberación y la bendición celestial.

Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"