A la exhortación y al ejemplo que Josué da personalmente, Israel responde con una inmediata profesión de fe. Se compromete a servir a Jehová. Pero no bastan las buenas intenciones. El versículo 16 muestra su ceguera, porque los dioses extranjeros siguen estando allí (v. 23), de modo que Josué se ve obligado a decirles que mientras las cosas sigan así, no podrán “servir a Jehová” (v. 19).
Ningún siervo puede servir a dos señores,
confirma el Señor (Lucas 16:13).
Las buenas disposiciones de Israel durarán mientras haya conductores piadosos: Josué, Eleazar, Finees… (comp. con 2 Crónicas 24:2). Es la ocasión de preguntarnos una vez más: ¿Estamos vinculados a Cristo gracias a una fe viva y personal? O bien, ¿nos hemos contentado con dejarnos llevar por quienes nos han enseñado? En ese caso, ¿qué haremos cuando estos nos sean quitados?
Josué termina su carrera. Cual fiel conductor, anduvo en el desierto según el caminar por la fe. Luego combatió la batalla de la fe. Hemos reconocido en él algunos rasgos del gran Conductor, del Vencedor del mundo, del Jefe, autor y consumador de la fe. Pidamos a Dios que nos enseñe, tanto en la marcha como en el combate, a fijar los ojos en Jesús (Hebreos 12:2).
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"