Anteriormente, frente a Hai, el pueblo se consideraba bastante fuerte. En presencia de los gabaonitas también se creía bastante sabio. No sentía la necesidad de consultar a Jehová (v. 14).
¡Qué confusión cuando, demasiado tarde, se descubre la verdad! En adelante tendrán que soportar a esos cananeos; más tarde los volveremos a encontrar lamentablemente ligados a la historia de Israel (2 Samuel 21). Los gabaonitas explican por qué han obrado así. Y quizá nos preguntamos qué más hubieran podido hacer, excepto dejarse exterminar por los israelitas. Pues bien, el ejemplo de Rahab prueba que todavía estaban a tiempo para acercarse con fe, reconociendo su condición de enemigos, y colocarse bajo la protección del Dios de Israel, de cuyo nombre habían oído hablar (v. 9). Pero la gente de este mundo se asemeja a esos gabaonitas. Esperan librarse del juicio eterno vinculándose exteriormente al pueblo de Dios. Sin confesar su estado pecaminoso, sin valerse del beneficio de la pura gracia de Dios, quieren escapar de la ira divina que se acerca y obtener una seguridad para la muerte que temen. Así es como a diferencia de Rahab, quien llegó a ser la esposa de Salmón, príncipe de Judá (Mateo 1:5), los gabaonitas permanecen en la esclavitud: leñadores y aguadores.
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"