Israel fue derrotado principalmente a causa del pecado oculto. Pero dicha derrota tenía, además, otro motivo: la victoria sobre Jericó manifiestamente había dado al pueblo confianza en sí mismo. Y esto es aún más sorprendente por cuanto se trataba de un milagro. ¿Cuál fue la parte de Israel en la destrucción de dicha fortaleza? ¡Y cuántas veces nosotros mismos nos parecemos a ese pueblo! Cuando el Señor nos ha liberado de una situación difícil, en vez de seguir apoyándonos en él para la siguiente prueba, creemos poder prescindir de su ayuda. ¡Y eso significa la caída! Por otra parte, nuestro corazón está hecho de tal manera que si para las grandes dificultades estamos dispuestos a confiar en Dios, para las pequeñas muchas veces pensamos que podemos salir bien librados sin su ayuda. La historia de Hai nos enseña que continuamente necesitamos del Señor.
¡Y qué trabajo le costará a Israel alcanzar la victoria! En vez de los tres mil soldados previstos, necesitarán diez veces ese número y una maniobra bastante complicada. La restauración a menudo supone una larga y difícil operación. En Jericó el pueblo debía aprender a conocer el poder de Dios; en Hai tiene que experimentar su propia debilidad.
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"