Para la hermosa escena que ocupa este capítulo, Nehemías cedió el lugar principal a Esdras, el sacerdote. Sabemos que este era “escriba diligente en la ley de Moisés” y que hacía mucho que “había preparado su corazón… para enseñar en Israel sus estatutos y decretos” (Esdras 7:6, 10). ¡Feliz deseo que halla la ocasión de cumplirse cuando el pueblo se lo pide! Se trata de la lectura clara y de la explicación de la Palabra de Dios. Al abrirla, Esdras no deja de bendecir a Jehová, quien dio esta Palabra, lo mismo que hoy se empieza por dar gracias cuando la Biblia va a ser leída y meditada en una asamblea. En cuanto a los asistentes, no basta que tengan inteligencia (Nehemías 8:3); también es necesario que estén atentos. ¿Lo estamos siempre durante las reuniones o la lectura en familia? Comprender la Palabra es el medio para que uno mismo sea alimentado y se vea regocijado por la comunión con el Señor (v. 12). Pero pensemos también en “obsequiar porciones”, es decir, hagamos participar a tal o cual ausente de lo que nos fue provechoso.
Finalmente, subrayemos este magnífico versículo:
El gozo de Jehová es vuestra fuerza
(fin del v. 10; comp. Salmo 28:7).
Y sobre todo, ¡sea esta nuestra experiencia!
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"