Al mandato de Jehová, el pueblo se reúne en torno al pozo Beer. Príncipes y nobles cavan y el agua brota de unas fuentes profundas para refrescarlos a todos. Es una figura de los tesoros de la Palabra que los siervos de Dios han sacado a la luz para enriquecernos a nosotros. Nos sentimos beneficiarios del ministerio escrito que nos han dejado esos conductores. Hombres de labor fecunda (los que trabajan están a la cabeza, o nos presiden en el Señor, según 1 Tesalonicenses 5:12), “príncipes del pueblo”, tales como los de Berea –más nobles que los de Tesalónica– (Hechos 17:11), se dedicaron al estudio de las Escrituras. Esa es la nobleza que la Biblia reconoce y propone, porque cada hijo de Dios es invitado a escudriñar las Escrituras (Juan 5:39). El refrigerio espiritual saboreado en torno al pozo ha regocijado el corazón del pueblo.
¿Está alguno alegre? Cante alabanzas
(Santiago 5:13).
Israel canta. Desde el Mar Rojo, cuarenta años atrás, no vemos que lo haya hecho (aparte de los cantos y bailes profanos en torno al becerro de oro). Las murmuraciones por fin cedieron lugar a la alabanza. Juntamente con el gozo, Israel también halló fuerzas (Nehemías 8:10 final), las cuales despliega librando sus primeras batallas contra Sehón y Og; en estas obtiene brillantes victorias.
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"