Las instrucciones de Levítico conciernen al culto y a la comunión. A su vez, Números reanuda la historia del pueblo de Israel a través del desierto para hablarnos de otros aspectos de la vida cristiana: la marcha y el servicio. Jehová empezó por el censo (Números) de las tribus de Israel: soldados, levitas y sacerdotes. Cada uno tenía que declarar su filiación (v. 18). Más tarde, en el tiempo de Esdras, los que subirían del exilio tendrían que probar su ascendencia israelita. Y ciertos sacerdotes fueron excluidos de su servicio por no haber podido, por negligencia, hallar su “registro de genealogías” (Esdras 2:59-62). Queridos amigos, cada uno de nosotros debe saber si es o no es un hijo de Dios. Y debe estar dispuesto a declararlo ante los demás (Romanos 10:9). Pero, ¡cuidado!, israelitas eran todos aquellos cuyos padres pertenecían a una de las doce tribus. Mientras que hoy, una persona solo puede ser cristiana cuando personalmente cree en el Señor Jesucristo. Entonces pasa a formar parte de ese pueblo celestial, del cual Dios en su «registro civil» o libro de la vida tiene la relación perfectamente al día. Si usted viene a Jesús hoy, su nombre se escribirá allí.
A todos los que le recibieron… les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.
(Juan 1:12)
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"