¡Día de fiesta e hito en la historia de Israel! Se ofrecen sacrificios; el pueblo come, bebe y se regocija en la presencia de Dios. Por segunda vez se establece a Salomón como rey y se le unge ante Jehová. Él se sienta en “el trono de Jehová” (v. 23). La majestad y el dominio conferidos al hijo de David prefiguran el período de mil años en que Cristo reinará para Dios sobre toda la tierra.
La muerte de David,
En buena vejez, lleno de días, de riquezas y de gloria
(v. 28),
cierra el primer libro de Crónicas, al cual nos gustaría dar como título una expresión de Isaías 55:3: “Las misericordias firmes a David”. El hecho de que Pablo la cita en Hechos 13:34, muestra que se trata particularmente de la resurrección que este hombre de fe aguarda con la multitud de los santos dormidos. Pero, ¿no fue él en toda su vida un objeto de misericordias afirmadas por Dios mismo?
Queridos amigos creyentes, nosotros también gozamos, hoy y siempre, de las misericordias firmes en Cristo. “Porque de su plenitud tomamos todos (y no solo David), y gracia sobre gracia” (Juan 1:16).
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"