Ocuparse en las glorias del Señor Jesús es el medio para ser
arraigados y sobreedificados en él (v. 7).
Las raíces de un árbol le aseguran alimento y estabilidad a la vez (Proverbios 12:3). Si el cristiano no está fundado y firme en la fe (cap. 1:23), corre el riesgo de ser removido o aun llevado “de todo viento de doctrina” (Efesios 4:14; comp. Mateo 13:21). Precisamente, en Colosas soplaban vientos peligrosos: la filosofía, la tradición (v. 8), el culto a los ángeles (v. 18), los mandamientos religiosos (v. 21), en una palabra, todo lo que el versículo 8 llama huecas sutilezas. Con no menos imaginación, actualmente se inventan doctrinas y teorías. Temamos prestar oídos a toda enseñanza que se aparte de la Palabra de Dios. El enemigo de nuestras almas, mediante los agentes que emplea, quiere seducirnos (v. 4), engañarnos (o despojarnos), hacernos su presa (v. 8) y privarnos del premio del combate (v. 18). Mas la gran batalla ha sido librada y la victoria ha sido lograda por Otro. La cruz, donde por un momento Satanás creyó triunfar, señaló su derrota total y pública (v. 15). Él mismo fue despojado de su armadura y de sus bienes (leer Lucas 11:21-22). No toleremos que nos despojen o, más bien, que despojen al Señor Jesús de aquello que le pertenece.
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"