En tanto que el arrebatamiento de Enoc se resume en dos versículos (Génesis 5:24; Hebreos 11:5), Dios nos permite (lo mismo que a Eliseo) asistir en detalle al de Elías. Este glorioso acontecimiento evoca para nosotros otros dos hechos: uno es pasado, el otro es futuro. La escena pasada es la de la ascensión del Señor al cielo. Como Elías, Jesús recorrió el camino de su pueblo Israel, cuyas etapas tenemos aquí en figura: Gilgal, Bet-el, Jericó y, finalmente, el Jordán. Del mismo modo que Eliseo rehusaba separarse de Elías, los discípulos se habían apegado al Señor Jesús. “¿A quién iremos?”, le dijo Pedro (Juan 6:68). También fueron testigos de su ascensión (Hechos 1:9). Después, conforme a la promesa que les fue hecha, el Espíritu Santo descendió sobre ellos con poder, lo que nos recuerda el espíritu de Elías viniendo a posarse sobre Eliseo después del arrebatamiento de su maestro.
Pero este capítulo también lleva nuestros pensamientos a una escena futura: el arrebatamiento de todos los redimidos
En las nubes para recibir al Señor en el aire
(1 Tesalonicenses 4:17).
Como Elías, estamos en camino, sabiendo lo que nos acontecerá. ¿Es una esperanza que regocija nuestro corazón?
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"