Jehová había señalado a Elías quién sería el sucesor de Ben-adad, rey de Siria, y el de Acab, rey de Israel (cap. 19:15-16). Pero estos dos personajes aún están en el poder y el capítulo 20 nos relata el conflicto que los opone. Así ocurre con el mundo actual: se le otorga una sencilla prórroga, pero esto no impide que los hombres en su ceguera obren como si el porvenir les perteneciera. Olvidan que Dios tiene sus propios pensamientos respecto del mundo y que dirige el curso de la Historia. Y mientras se disputan la supremacía, en los consejos de Dios ya son reemplazados por el rey que Él ha designado: Jesucristo. Como Elías, mediante la Palabra los creyentes conocen los pensamientos de Dios respecto al mundo y no se dejan impresionar por los acontecimientos que agitan e inquietan a la humanidad (Isaías 8:12).
Frente a las provocaciones de Ben-adad, Acab se siente impotente. Nos hace pensar en el hombre en su estado de pecado y a merced de su poderoso enemigo, el diablo. ¿No despojó este a Adán, en un momento, de todo lo que poseía? Pero por la gracia de Dios, Satanás, el hombre fuerte, halló en Cristo a alguien más fuerte que él, quien lo venció y repartió “el botín” (Lucas 11:22).
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"