Como Dios había prepado a David mientras Saúl vivía, también suscita a Jeroboam en vida de Salomón. Y como Saúl en otros tiempos, Salomón procura hacer morir a aquel que Jehová designó para sucederle (v. 40). Pero, ¡qué contraste entre Jeroboam que alza su mano contra el rey (v. 26) y David que rehusó hacerlo! Jeroboam huye a Egipto y conoce la idolatría, en cambio David se escondió en el desierto.
David empezó bien su vida, la continuó mal, pero la concluyó bien. Salomón comenzó bien, continuó bien, pero terminó mal su carrera. Citemos también un ejemplo inverso: el de Jacob, cuyos días fueron “pocos y malos” (Génesis 47:9); no obstante, tuvo un fin muy hermoso (Hebreos 11:21).
¡La tentativa de homicidio de Salomón es el último acto de su vida que se nos relata! Después, duerme con sus padres. Había tenido “un tiempo de vivir”. Según su propia declaración, ahora le ha llegado el “tiempo de morir” (Eclesiastés 3:2). Querido lector, usted no sabe cuándo puede llegarle ese tiempo. Pero lo que debe saber es que el tiempo de vivir también es el de creer y el de vivir para Cristo.
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"