Roboam sucede a su padre. Otrora Salomón se había formulado la pregunta: El hombre que vendrá después de mí ¿será sabio o necio? (Eclesiastés 2:18-19). Tres días le bastan al pobre Roboam para dar la respuesta. El hijo del hombre más sabio está desprovisto de inteligencia. No lo vemos, como a su padre, pedir un corazón sabio a Jehová. En su juventud, edad en la que normalmente se debe aprender, no supo aprovechar las enseñanzas de la sabiduría contenidas en el libro de los Proverbios, cuyo autor es Salomón. Sin embargo, este libro comienza así:
Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre
(Proverbios 1:8; léase también 19:13, 20).
De modo que a la edad de cuarenta años, en el momento de las responsabilidades, la experiencia, el buen sentido y, sobre todo la humildad, le faltan por completo. Menosprecia el consejo de los ancianos, prefiriendo seguir el imprudente consejo de los jóvenes. Muchos jóvenes escuchan más gustosos a los de su misma edad que a sus padres o a personas mayores. ¡Es una peligrosa tendencia! Aquí vemos sus resultados. Pero Dios se vale de la falta de sabiduría de Roboam, como asimismo de las faltas del pueblo, para cumplir lo que había decidido contra la casa de David.
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"