El Señor recordará esta escena a los fariseos para subrayar su incredulidad:
La reina del Sur… vino de los fines de la tierra para oír la sabiduría de Salomón, y he aquí más que Salomón en este lugar
(Mateo 12:42).
Aquí, ante nuestros ojos, tenemos en figura al Hijo de Dios, el Rey de gloria. Nos enseña cómo recibe a aquellos que acuden a él. No es la gloria ni las riquezas del gran rey lo que atrae a la noble visitante. Oyó hablar de la sabiduría de Salomón en relación con el nombre de Jehová y, queriendo comprobarlo por sí misma, fue a formularle todas las preguntas “que en su corazón tenía”. No nos baste con haber oído hablar del Señor Jesús. ¡Vayamos a él! Está dispuesto a darnos lo que deseamos y todo lo que pidamos (v. 13; Juan 15:7).
Lo que impresiona a la reina en la corte de Salomón (v. 4-5) nos hace pensar en el testimonio dado al Señor por la Iglesia (su casa), en la enseñanza de la Palabra (la comida de su mesa), en el comportamiento de los suyos (el estado y los vestidos de los que le servían). Deberíamos mostrar en todos los detalles, a todas las personas con las cuales entramos en contacto, que él es el gran Rey, a quien tenemos el honor de pertenecer.
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"