Estos versículos contienen las últimas recomendaciones del apóstol Pablo, algunas noticias y finalmente los saludos que dirigió a sus queridos corintios. De entre ellos se complace en distinguir a hermanos abnegados y dignos de respeto: Estéfanas, Fortunato, Acaico, y los cita como ejemplo, pues “los que ejerzan bien el diaconado, ganan para sí un grado honroso, y mucha confianza en la fe que es en Cristo Jesús” (1 Timoteo 3:13).
A los creyentes de Corinto que solo se ocupaban en los efectos exteriores y espectaculares del cristianismo, Pablo subraya cuáles eran los motivos que debían hacerlos obrar: “Hacedlo todo para la gloria de Dios” (1 Corintios 10:31). “Hágase todo para edificación” (cap. 14:26). “Hágase todo decentemente y con orden” (cap. 14:40), y finalmente: “Todas vuestras cosas sean hechas con amor” (cap. 16:14). Y con esta palabra amor, Pablo termina, sin embargo, una epístola muy severa (comp. 2 Corintios 7:8). Sin tener en cuenta los partidos que existían en Corinto, él afirma:
Mi amor en Cristo Jesús esté con todos vosotros.
No obstante, dada esta condición (“en Cristo Jesús”), si algunos no amaban al Señor se excluían por sí mismos de esta salutación, y para ellos Su venida tomaba un solemne aspecto. ¡Maranata! (“el Señor viene”). ¡Que podamos esperarle con gozo!
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"