Husai había sido enviado por David a Jerusalén para anular el consejo de Ahitofel a Absalón. Dios, en respuesta a la oración del rey (cap. 15:31), interviene para que esta estratagema tenga éxito. Nos parece que hoy en día Dios ya no podría bendecir esa manera de obrar, porque la venida del Señor Jesús nos reveló una nueva medida de la verdad y de la rectitud según Dios.
El consejo de Husai permitía a David estar informado a tiempo para poder alejarse y preparar su defensa.
Todavía no hemos hecho notar que todo este relato tiene un alcance profético. Nos habla de un tiempo venidero en el cual, en Israel, cierto número de fieles, un “remanente”, será perseguido por los enemigos de Cristo y obligado a huir. Estos, el rey y el falso profeta (o Anticristo), bajo la figura de Absalón y de su consejero Ahitofel, harán la guerra al remanente, cuya angustia está descrita en los Salmos. Pero, después de una corta persecución, los dos cómplices tendrán un súbito y espantoso fin: el rey, llamado la Bestia, y el falso profeta serán los primeros hombres lanzados vivos en el lago de fuego, que es la muerte segunda (Apocalipsis 19:20).
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"