Hasta aquí David se ha abierto camino: yerno del rey, oficial superior, héroe popular… al parecer, no le queda más que esperar tranquilamente el momento de suceder a Saúl en el trono. ¡Pero, no! El plan de Dios con respecto a él preveía años difíciles, destinados a prepararle para ocupar el trono. Las pruebas del creyente tienen el mismo objetivo: formarle aquí abajo para reinar más tarde con Jesús.
Así, David debe dejarlo todo: hogar, situación y recursos. Pero, antes de las tribulaciones que le aguardan, pasa algunos días en compañía de Samuel en Naiot. Para este joven, es un privilegio recibir, al principio de su carrera, las enseñanzas y exhortaciones del anciano que llega al final de la suya.
¡Jóvenes creyentes, les aconsejamos que también busquen la compañía de cristianos de más edad! Aprovechen su experiencia. Timoteo se formó al lado del apóstol Pablo. Las enseñanzas que reciban de esta manera no los eximirán de vivir después, como David, sus propias experiencias personales. Pero pueden y deben prepararles para que las atraviesen sin perjuicio.
Es conmovedor ver la confianza de David en tales circunstancias:
Yo cantaré de tu poder, y alabaré de mañana tu misericordia
(Salmo 59:16).
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"