El evangelio de la salvación – la justificación de los pecados
Las preguntas y respuestas de este capítulo pueden considerarse como una introducción a la epístola a los Romanos 1 a 5:11. El capítulo siguiente (capítulo 6) tratará acerca de Romanos 5:12 a 8.
¿Qué significa la palabra Evangelio?
Esta palabra griega, «evangelion», significa «buenas nuevas». En la antigua Grecia, cuando ganaban una batalla, enviaban un mensajero a la ciudad, el cual, al acercarse, exclamaba: «¡evangelion!»: «¡buenas nuevas, la batalla ha sido ganada!» ¡El Evangelio son las Buenas Nuevas que Dios ha mandado proclamar desde la muerte y la resurrección de Cristo! En cuanto al contenido, léanse las siguientes preguntas y respuestas.
¿Cuál es el tema del Evangelio?
Ante el fracaso total del hombre, el Evangelio nos relata cómo Dios preparó un camino para que el ser humano pueda relacionarse positivamente con Él. Abrió este camino a través de su Hijo, el Señor Jesús, quien era y es Dios, pero que se hizo hombre y murió en la cruz por los pecadores: “el evangelio de Dios… acerca de su Hijo” (Romanos 1:1, 3). Este es el único camino que lleva a Dios (Hechos 4:12). El hombre no buscó a Dios, al contrario, las Buenas Nuevas del Evangelio proclaman que fue Dios quien buscó al hombre y le ofrece una salvación gratuita (léase Lucas 15).
¿Por qué Pablo no se avergonzaba del Evangelio? (Romanos 1:16-17)
Pablo habría podido avergonzarse del Evangelio, porque el hombre, naturalmente, se opone a un mensaje que lo declara culpable, y además desprecia a quien se lo envía1 . Predicar el Evangelio a los pecadores acarrea desprecio.
Pero Pablo no se avergonzaba del Evangelio por varias razones. En primer lugar, porque este es “poder de Dios” para todo aquel que cree (v. 16). Tiene el poder para transformar a la gente y llevarla a Dios (si lo aceptan y creen). Además, tiene un alcance universal; es para judíos y gentiles (v. 16). Finalmente, la justicia de Dios se “revela” en este Evangelio (v. 17; ver 5.4).
- 1Una razón adicional para que el hombre se oponga es que él no puede hacer nada para resolver o ayudar a solucionar el problema de su culpabilidad, y porque la única solución es divina, y además, ¡se centra en un hombre crucificado!
¿Qué es la justicia de Dios?
Dios es justo1 :
• Cuando condena al pecador en su ira (Romanos 1:17-18).
• Al resucitar a Jesús y darle un lugar de honor (Juan 16:10).
• Cuando perdona los pecados que han sido confesados (1 Juan 1:9).
• Cuando justifica a aquellos que creen en Jesús (Romanos 3:25-26; 4:5).
Esto último nos resulta sorprendente a primera vista: ¡que Dios pueda justificar a pecadores culpables! Las respuestas 5.11 y 5.12 nos ayudarán a comprenderlo.
- 1Dios es amor (1 Juan 4:16), pero también es luz (1 Juan 1:5).
¿Quiénes necesitan el Evangelio?
Todos. Pablo clasifica a la humanidad en tres grupos:
• Las personas que han despreciado el conocimiento del verdadero Dios y que se entregaron a un comportamiento totalmente desordenado (Romanos 1:18-32).
• Los moralistas, es decir, personas que crean sus propias reglas de conducta (Romanos 2:1-16).
• Los judíos (Romanos 2:17 a 3:9).
Todas las personas pertenecen a uno u otro de estos grupos, y Pablo demuestra que todos ellos son culpables ante Dios.
¿Son culpables todas las personas? ¿No hay excepciones?
Todos los hombres son culpables. Los que pertenecen al primer grupo (quienes no se sujetan a ninguna regla de comportamiento, ver 5.5) son culpables, aun cuando nunca hayan escuchado el Evangelio, porque tendrían que reconocer a su Creador simplemente al observar la creación que los rodea. Sin embargo lo rechazan.
Los moralistas (segundo grupo, ver 5.5) crean sus propias leyes, pero tampoco las obedecen y actúan en contra de sus conciencias (Romanos 2:15).
Israel había recibido la ley de Dios por medio de Moisés, pero la quebrantaron.
El resultado es: “No hay justo, ni aun uno” (Romanos 3:10). “Porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:22-23).
¿Hay alguna solución?
Sí, la hay. Para comprender cuál es exactamente la solución, debemos tener en cuenta que Dios es un juez justo, es santo y aborrece el pecado. Conoce a cada uno de nosotros y nuestros pecados. Solo hay dos opciones. Dios tiene que condenarlo, o usted tiene que llegar a ser “justo” delante de Él. Para ver cómo puede ser posible esto, lea las siguientes respuestas.
¿Qué significa ser justificado? (Romanos 3:20)
Justificado significa «ser declarado justo». Esto es mucho mejor que ser declarado inocente. Si usted es justificado, puede mirar a Cristo a la diestra de Dios y decir: «Pertenezco a Cristo, por eso soy declarado justo». El inocente Adán no podía decir esto.
Por lo tanto, si alguien quisiera condenarlo a usted, primero tendría que condenar a Cristo por injusto, lo cual es imposible (Romanos 8:34).
Al ser justificados, pasamos a ser justos. Pero, esta justicia no procede de nosotros ni de hombre alguno; es la “justicia de Dios”, la cual Dios nos imputa o atribuye. Léase Romanos 4:3, 5, 11; Filipenses 3:9.
¿Qué significan las “obras de la ley”? ¿Puede uno ser justificado ante Dios por medio de «buenas obras»?
Las obras de la ley (Romanos 3:20) no se refieren solamente a las obras que tienen por objeto cumplir la ley de Moisés, sino también a las obras realizadas para el cumplimiento de cualquier otra ley (literalmente: «obras de ley»). El objeto de guardar una ley religiosa es ganar la aprobación de Dios y mantener tal condición. Es el concepto que muchas personas tienen acerca de la salvación, pues piensan: «si soy bueno voy al cielo». Desgraciadamente, no es así; ninguno de nosotros es bueno.
Al recibir la ley de Moisés, el pueblo de Israel comprobó que el hombre era incapaz de guardarla (e incapaz de guardar cualquier otra ley). Es un principio general. No existen obras –ni ninguna cosa que el hombre pueda hacer– que le permitan ser justo ante Dios.
Entonces, ¿cómo puede alguien ser justificado ante Dios? (Romanos 3:22-25)
En lo que concierne a nosotros, solo “por medio de la fe”. En lo que concierne a Dios, solo “por su gracia”. “Por medio de la fe” significa que confiamos en Cristo quien pagó el precio que merecían nuestros pecados, y esto basta. “Por su gracia” implica que solo podemos aceptar o recibir lo que Dios nos da; ninguna otra cosa podemos hacer y nada podemos agregar.
Pero, también somos justificados por la sangre, y esto significa que el Señor Jesucristo tuvo que morir en nuestro lugar.
¿Qué significa la expresión “a quien Dios puso como propiciación…”? (Romanos 3:25)
«Propiciación» o «expiación» significa, en hebreo, «cubrir» (ver 2.7). Esta expresión aparece en el Antiguo Testamento para designar el propiciatorio, o «la cubierta» del arca del pacto. Dicha cubierta estaba hecha de oro fino, lo cual nos habla de la inmaculada gloria de Dios. Las tablas de la ley, las cuales declaraban que el hombre era culpable, estaban en el arca. Los querubines (guardianes de la santidad de Dios y ejecutores de los juicios divinos; Génesis 3:24) miraban hacia abajo, hacia la cubierta de oro del arca (Éxodo 25:20; 37:9); así ellos probaban que Dios era justo al condenar al hombre. Pero, la cubierta del arca era rociada con sangre (Levítico 16:14-33), sangre de una víctima inocente, derramada a favor de un pueblo culpable. De esta manera Dios pudo salvar a su pueblo.
Esta es una figura de lo que Cristo hizo: Él dio su vida, su sangre fue derramada, de manera que Dios no necesita juzgarnos. Estamos así «cubiertos» por la ofrenda de Su Hijo a favor de nosotros.
¿Cómo puede Dios justificar a un pecador y al mismo tiempo ser justo?
Porque Cristo vino a ser nuestro sustituto, es decir, tomó nuestro lugar y cargó el juicio que merecían nuestros pecados.
Si usted paga mi deuda, ¿qué puede hacer el juez? ¡Nada! pues alguien pagó en mi lugar. Ningún hombre podría hallar una manera tan maravillosa de justificar y perdonar; por eso el Evangelio es un mensaje tan maravilloso de parte de Dios. Dios perdona (lo cual ya es maravilloso), pero no «pasa por alto» el pecado. Perdona porque primero juzgó los pecados y condenó el pecado. El problema quedó resuelto, pero de una manera perfectamente justa.
¿Cómo fueron justificados los creyentes del Antiguo Testamento? (Romanos 4)
De la misma manera que los creyentes del Nuevo Testamento: por la fe. Abraham creyó a Dios y, en consecuencia, fue considerado justo por él (Romanos 4:3). Y Dios pudo justificar a Abraham sobre esta base, porque miraba al futuro sacrificio de Cristo (Romanos 3:25-26).
¿No dice Santiago en su epístola que Abraham fue justificado por las obras?
Sí, exactamente. Pero Santiago no está hablando de cómo Dios nos justifica, sino de que nuestras acciones deberían mostrar a los hombres que hemos sido justificados. La única prueba para los que nos rodean de que nuestra fe es real, son las obras que hacemos después de haber sido salvados (Santiago 2:21-22).
¿Cómo podían ver los hombres que Abraham era un hombre justo? Solo por medio de sus obras. Cuando Abraham fue a entregar a su hijo Isaac en sacrificio, estaba dando una prueba de su fe. No obstante, Dios sabía que Abraham había creído, por eso podía considerarlo justo (Génesis 15:6).
¿Por qué Cristo resucitó para nuestra justificación? (Romanos 4:25)
La obra de Cristo fue cumplida cuando exclamó “consumado es”, entregó su espíritu (Juan 19:30) y murió. Pero, por medio de su resurrección, Dios mostró a los hombres y a los ángeles que él había aceptado la muerte de su Hijo como absolutamente suficiente y que estaba totalmente satisfecho con la persona de Cristo y su obra.
Dios es justo al justificar a quienes creen en Jesús (Romanos 3:26); es decir, a aquellos que depositaron su confianza en la obra de Cristo en la cruz. La resurrección del Señor probó que la obra en la cruz fue aceptada por Dios y confirma nuestra fe.
¿Cuáles son las consecuencias de la justificación? (Romanos 5:1)
Tenemos paz para con Dios. ¡No hay más asuntos que arreglar entre Dios y nosotros! Nada nos separa de él. ¡No se trata de la promesa de que el creyente tendrá paz con Dios, sino de que ya la tiene! Nada puede impedir su relación con Dios.
Dios ya no tiene nada contra nosotros, además estamos positivamente en su gracia (v. 2). Dios está a nuestro favor; está “por nosotros” (Romanos 8:31). Sus pensamientos y sus sentimientos hacia nosotros son positivos. Y hay mucho más al respecto: leamos en Romanos 5:1-11 acerca de las maravillosas consecuencias de nuestra justificación y paz para con Dios.
¿Cuáles son las consecuencias prácticas de la justificación en nuestras vidas?
Los versículos siguientes (Romanos 5:3-11) nos muestran que las tribulaciones (pruebas y dificultades graves) que debemos atravesar en nuestras vidas vienen a ser un motivo de gloria para nosotros, y tienen por resultado un crecimiento de la paciencia, la experiencia y la esperanza. El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo. Dios mostró su amor para con nosotros en que Cristo murió por nosotros, aun cuando todavía éramos pecadores.
En conclusión, si Dios hizo todo a nuestro favor y si dio lo más preciado de su corazón, su Hijo unigénito, mientras todavía éramos enemigos, ¡cuánto más puede hacer por nosotros ahora que estamos en Su gracia y que hemos sido reconciliados, salvándonos de manera práctica en cada dificultad que hallamos en nuestras vidas, y salvándonos de la ira venidera! ¡Qué seguridad!