Preguntas frecuentes sobre temas bíblicos ¿qué enseña la Biblia?

Ocho series de preguntas y respuestas acerca de los fundamentos de la fe cristiana

El Señor Jesucristo – su persona

¿Quién es Cristo?

Esta pregunta (Mateo 16:15) es la más importante que usted pueda formularse. El evangelio de Juan fue escrito para “que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre” (Juan 20:31). Él se hizo hombre (léase más acerca de esto en las preguntas 1.9 y 1.18) y vivió en esta tierra un poco más de treinta años. Fue declarado justo por un tribunal romano, sin embargo fue crucificado. Después de tres días resucitó y cuarenta días más tarde ascendió a los cielos. Volverá otra vez, primero para tomar a todos los que creyeron en él a fin de tenerlos consigo para siempre, y luego para juzgar al mundo y establecer su reino con poder.

¿Es Cristo hombre o Dios?

Ambas cosas. Él es “Jesucristo hombre” (1 Timoteo 2:5) y también es “el verdadero Dios” (1 Juan 5:20), “Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos” (Romanos 9:5).

¿Hay otras referencias bíblicas que demuestren que Cristo es Dios?

¡Sí, muchas! La Biblia no deja lugar a dudas en cuanto a que Cristo es Dios. Por ejemplo, consideremos lo siguiente:

Su preexistencia
•   Él estaba presente cuando el mundo fue creado (e incluso desde antes): Génesis 1:1, 26 (en este versículo Dios se expresa en plural: “hagamos”), Juan 1:1, Hebreos 1:2. Y, en los tiempos del Antiguo Testamento, aparece como el “ángel de Jehová” (léase Génesis 22:11-12; Éxodo 3:2-6; Jueces 5:23; 13:3-21; el Ángel de Jehová en el Antiguo Testamento es Jesucristo antes de su encarnación).

Sus atributos
•   Es eterno: Isaías 9:6; Miqueas 5:2; Juan 8:58, etc.
•   Es inmutable: Malaquías 3:6; Salmo 102:25-27; Hebreos 1:10-12.
•   Es omnipotente (todopoderoso): Apocalipsis 1:8; Filipenses 3:21.
•   Es omnisciente (conoce todas las cosas): Juan 2:25; 6:64; 21:17, etc.
•   Es omnipresente (está en todas partes): Efesios 1:23; Mateo 28:20, etc.

Otras pruebas
•   Creó todas las cosas: Juan 1:3, 10; Colosenses 1:16; Hebreos 1:2.
•   Preserva y sustenta todas las cosas: Hebreos 1:3; Colosenses 1:17.
•   Demostró su divino poder efectuando diversos milagros, dando a otros el poder de hacer milagros (Mateo 10:1), y también por medio de milagros realizados por otras personas en Su nombre: Hechos 4:10.
•   Perdona pecados: Lucas 5:24; Colosenses 3:13.
•   Tenía el poder para poner su vida y para volverla a tomar: Juan 10:17-18; 19:30.
•   Resucitó de entre los muertos, y resucitará a los muertos: Juan 5:28-29; 11:25.
•   Da recompensas a los creyentes: 2 Corintios 5:10.
•   Recibe (y acepta) la adoración: Juan 5:23; 9:38; Lucas 24:52.
•   Juzgará al mundo: Juan 5:22; Hechos 17:31; Apocalipsis 20:12.
•   Jehová del Antiguo Testamento equivale en el Nuevo Testamento a Jesús. Jehová es el “primero y el último” (Isaías 41:4; 44:6; 48:12) y también lo es el Señor Jesús (Apocalipsis 1:17; 2:8; 22:13). Juan identifica a Cristo con Jehová (compárese Juan 12:40-41 con Isaías 6:1-5).

¿Cómo puede Cristo ser Dios y al mismo tiempo el Hijo de Dios?

Las Personas de la divinidad son tres: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Cada una de ellas es Dios.

•   En lo que respecta al Hijo, véase las respuestas 1.2 y 1.3.
•   En cuanto al Padre, hay muchas referencias bíblicas que lo mencionan como el Dios y Padre (por ejemplo, Efesios 1:3).
•   El Espíritu Santo es eterno (Hebreos 9:14), omnipresente (Salmo 139:7) y coigual –que está al mismo nivel– con el Padre y con el Hijo (compárese con Mateo 28:19; 2 Corintios 13:14; Apocalipsis 1:4). Pero aun así, no hay muchos dioses, sino que “hay un solo Dios” (1 Timoteo 2:5). Léase también 1 Corintios 8:4 y Gálatas 3:20.

¿Qué significa el término «Trinidad»?

Esencialmente lo que acabamos de decir en la respuesta 4: en la Deidad hay tres Personas, pero, aun así, Dios es uno. No podemos comprender la Trinidad. Esta verdad no le es dada a la razón humana para ser sometida a análisis –Dios es infinitamente superior al hombre–, sino a la fe para adorar a Dios. En la Biblia no encontramos la palabra «Trinidad»; no obstante, ¡es una verdad expresada en la Biblia! (Efesios 4:4-6; 1 Corintios 12:4-6).

¿Creen los cristianos en más de un Dios?

No. Esta acusación muchas veces proviene de la ignorancia. El cristianismo es estrictamente monoteísta, es decir, está basado en la fe en un solo Dios (ver 1.4).

¿Existen diferentes rangos en la Deidad?

No. Si alguien se refiere al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo como primera, segunda y tercera persona de la deidad respectivamente, no es para establecer un orden jerárquico, sino que se trata de una simple enumeración. Tal vez sea conveniente evitar dicha manera de expresarse para no dar lugar a malas interpretaciones.

¿Existen relaciones entre las personas de la Deidad?

Sí. Cristo es el Hijo del Padre. Esta relación existió desde siempre, desde los tiempos pasados, desde la eternidad. Él ya era Hijo cuando Dios lo envió (Juan 3:16; Isaías 9:6); ya era Hijo cuando el mundo fue creado (Hebreos 1:2), y el Padre amaba al Hijo desde antes de la fundación del mundo (Juan 17:24).

¿Por qué es tan grave negar que el Señor Jesús es el Hijo eterno?

Porque si esta verdad es negada, todo está perdido. La característica esencial del cristianismo es que Dios es un Dios de amor. Pero, ¿cómo conocemos el amor de Dios? Por el hecho de que nos ha dado a su Hijo, a su único Hijo (léase Juan 3:16, 1 Juan 4:9-10, 14; compárese con Génesis 22:2 y con Marcos 12:6). Si alguien niega que Cristo era Hijo de Dios antes de su nacimiento, es como decir que Dios envió a una simple persona, pero no a su único Hijo. Además, Dios se ha revelado en su Hijo. El Hijo reveló al Padre. Si él no hubiera sido Hijo antes de venir, nosotros no hubiéramos conocido al Padre (Juan 1:18; 14:9-11).

Cristo es Dios y hombre al mismo tiempo. ¿Puede alguien comprender esto?

No, nadie lo puede comprender. Dios es demasiado grande, y nuestras limitadas mentes por sí solas no pueden comprender Su esencia. Sin embargo, sí podemos creer estas verdades. “El Verbo era Dios” (Juan 1:1. En este pasaje Juan se refiere al Señor como el Verbo), y “aquel Verbo fue hecho carne” (es decir, se hizo hombre: Juan 1:14). Léase también Mateo 11:27: “Nadie conoce al Hijo, sino el Padre”.

¿Por qué es tan importante que Cristo sea Dios y hombre a la vez?

Primeramente, porque de lo contrario Cristo no hubiera podido cumplir la obra de la redención. Él tuvo que hacerse hombre para poder morir. Y tenía que ser Dios para cumplir la obra de redención con poder divino: “Habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo” (Hebreos 1:3; compárese con Colosenses 1:20). Además, debía ser Dios y hombre a la vez a fin de poder ser el mediador entre Dios y los hombres (1 Timoteo 2:5). Un mediador es alguien que puede poner sus manos sobre los hombros de las dos personas entre las que está mediando (véase, a manera de ilustración, Job 9:33).

Notemos que es muy importante porque concierne a la doctrina de Cristo. Si un maestro viene a nosotros, y no trae “la doctrina de Cristo”, debemos rechazarlo (2 Juan 9-11).

¿En qué momento Cristo se hizo hombre?

Cuando nació en Belén, hace aproximadamente 2000 años (compárese con Miqueas 5:2; Lucas 2:4-7). Este punto en el tiempo es denominado por Dios mismo como la “plenitud del tiempo” (Gálatas 4:4, V. M.). El hombre había sido probado de diferentes maneras, y siempre había fracasado por completo. Entonces Dios envió a su Hijo y habló por medio de él –o en él–, es decir, en la persona del Hijo (Hebreos 1:1-2).

¿Dejó el Señor de ser Dios cuando se hizo hombre?

No. Siempre fue, es y será Dios. Esta es una verdad incontrovertible. Dios es eterno y no puede dejar de ser Dios (Colosenses 1:19; 2:9).

¿Dejará Cristo alguna vez de ser hombre?

No. Resucitó de entre los muertos (1 Corintios 15) y ascendió a los cielos donde ahora está como Hombre glorificado. Esto es importante, porque él es ahora nuestro Sumo Sacerdote. Él sabe cómo compadecerse de nosotros, porque fue y es hombre; sabe lo que es ser probado y tentado como nosotros en este mundo –excepto que él no tuvo ni tiene una naturaleza pecaminosa–. Cuando Cristo aparezca con poder (compárese con las respuestas 4.14 y 4.15), seguirá siendo el Hijo del Hombre (Mateo 24:30; 26:64).

¿Tenía Cristo un espíritu humano, un alma humana y un cuerpo humano?

Sí. Era un verdadero hombre, y el hombre está compuesto de espíritu, alma y cuerpo (1 Tesalonicenses 5:23).

•   En cuanto al cuerpo del Señor, está escrito: “Me preparaste cuerpo” (Hebreos 10:5), lo cual también nos habla de la plenitud de la Deidad que habita en él corporalmente (Colosenses 2:9). Además, los evangelios refieren hechos que el Señor solo pudo experimentar por el hecho de tener un cuerpo absolutamente humano. Léase Juan 4:6.
•   En relación con su espíritu, leemos: “Se estremeció en espíritu y se conmovió” (Juan 11:33). Seguramente, no se refiere al Espíritu Santo, sino al espíritu humano del Señor.
•   Hallamos una mención de su alma en Juan 12:27: “Ahora está turbada mi alma”.

¡Qué hermoso es contemplar por medio de estas bellas expresiones la perfecta humanidad del Señor!

¿Fue Cristo un hombre como nosotros?

Sí, excepto el pecado. Todos los descendientes de Adán (todos los hombres, mujeres y niños vivos en este momento) tienen una naturaleza pecaminosa (Romanos 5). Pero el Señor Jesús no tenía una naturaleza pecaminosa. Fue “tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado” (Hebreos 4:15). Observemos con atención lo siguiente:

•   Cristo no cometió ninguna acción pecaminosa: “El cual no hizo pecado” (1 Pedro 2:22).
•   No conoció el pecado: “Al que no conoció pecado” (2 Corintios 5:21).
•   En él no había pecado (es decir, no tenía una naturaleza pecaminosa); por lo tanto, no podía pecar (1 Juan 3:5, compárese con v. 9).

Si Cristo no podía pecar, ¿cómo pudo ser tentado?

Los evangelios nos enseñan que Cristo fue tentado por el diablo (Marcos 1:13). Esto significa que Satanás le presentaba tentaciones, pero que en él no había nada que quisiera responder a ellas. En esto él se distinguía de todos. Todos nosotros tenemos la inclinación a responder a las tentaciones de Satanás, a los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida (1 Juan 2:16), porque tenemos la carne, la naturaleza pecaminosa en nosotros, pero eso no era el caso de Cristo. Él debía ser tentado, pero no para probar si podía pecar, sino para demostrar que no podía hacerlo.

¿Fue José su padre biológico?

No. Cristo no tuvo un padre humano. El arcángel Gabriel le había dicho a María: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios” (Lucas 1:35). Un detalle muy interesante: el hombre que escribió este evangelio era médico (Colosenses 4:14).

Lo relatado en el evangelio de Mateo confirma todo esto. Cuando José se enteró de que María esperaba un niño, quiso dejarla secretamente. Pero un ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo que no lo hiciera, que no tuviera temor, porque “lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es” (cap. 1:20). ¿Quién podría decirlo de una manera más clara?

Toda duda desaparece cuando leemos que José “no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por nombre Jesús” (cap. 1:25; 1:19).

¿Fue María su madre biológica?

Sí. La primera profecía acerca del Señor se refiere a él como “la simiente de la mujer” (Génesis 3:15). Pablo afirmaba que uno de los privilegios de los israelitas era que de ellos “según la carne, vino Cristo” (Romanos 9:5). Además, leemos en Juan 7:42: “¿No dice la Escritura que del linaje de David… ha de venir el Cristo?”. Otra afirmación importante es la de Romanos 1:3, donde dice que Cristo “era del linaje de David según la carne”. Léase también 2 Timoteo 2:8.

¿Tiene María un lugar especial por ser la madre de Jesús? Y si es así, ¿cuál es?

Sí, claro que María tiene un lugar especial. Gabriel le había dicho: “Bendita tú entre las mujeres” (Lucas 1:28), y Elisabet, poco tiempo después, llena del Espíritu Santo, le repite las mismas palabras (v. 42). Verdaderamente era un inmenso privilegio ser la madre natural de Jesucristo hombre.

Sin embargo, los magos habían venido del oriente a Jerusalén porque habían visto algo, según nos relata Mateo 2: “Su estrella (no la estrella de su madre) hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle (no a adorar a su madre)” (v. 2). Habían sido guiados por la estrella que “iba delante de ellos, hasta que llegando, se detuvo sobre donde estaba el niño (no donde estaba su madre)” (v. 9). Es significativo que luego está dicho: “Vieron al niñocon su madre María (no a la madre con el niño), y postrándose, lo adoraron (no la adoraron)” (v. 11). Léase también lo que el Señor expresa a María en Juan 2:4 y Sus palabras en cuanto a su relación con ella en Marcos 3:31-35.

Aquellos que tienen un concepto excesivamente alto de María harían bien en escuchar su propia advertencia: “Haced todo lo que (Jesús) os dijere” (Juan 2:5). Las palabras que el Señor le dijo a Juan: “He ahí tu madre” (Juan 19:27) y el hecho de que, a partir de esta hora, Juan la recibiera en su casa, muestra que María no tenía poderes sobrenaturales, sino que necesitaba que alguien cuidara de ella. María no habría llamado a Dios “mi Salvador” (Lucas 1:47), si hubiera nacido sin pecado y hubiera sido la madre de Dios, como algunos pretenden. Cuando una mujer le dijo al Señor que su madre era “bendita” (“Bienaventurado el vientre que te trajo…”), él le respondió: “Antes bienaventurados los que oyen la palabra de Dios…” (Lucas 11:27-28). Finalmente, en Hechos 1:14, María es mencionada como una de las mujeres que perseveraban junto a los discípulos en oración. No se le atribuye aquí ningún papel en especial.

En resumen: María ocupó un lugar muy especial, pero un lugar de privilegio, no de autoridad o poder. Elevar oraciones a María es simplemente idolatría. La adoración solo pertenece a Dios.