Las cosas que deben suceder después de estas. Los juicios de la tierra y el reinado de Cristo - Cap. 4 a 22:5
Mientras la asamblea está aún en la tierra (cap. 2 y 3), Cristo anda en medio de los siete candeleros de oro. Luego, después del arrebatamiento de los santos al cielo (cap. 3 y 4), Cristo es visto como el Cordero que está en medio del trono. Los caminos de Dios hacia el mundo comienzan cuando los de Cristo hacia su Iglesia han terminado. La Iglesia estará entonces en el cielo, guardada de la tribulación (cap. 3:10); nunca más es vista en la tierra, salvo para acompañar a Cristo después de los juicios y reinar con él (cap. 19:14; 20:4). Al contrario, la Iglesia infiel, formada por los profesantes sin vida, ha sido dejada en la tierra. Su juicio ha sido decretado (cap. 2:22; 3:3; 3:16), pero todavía no ha tenido lugar. Solo es descrito en el capítulo 18. Después de la visión de la escena celestial, aún futura para nosotros que esperamos el regreso del Señor (cap. 4 y 5), los caminos de Dios hacia el mundo son anunciados proféticamente bajo dos aspectos diferentes que se complementan:
1. Como salidas del trono de Dios y del Cordero, símbolo de poder político (cap. 6-11). El gobierno de Dios hacia las naciones conduce a la instauración del reino milenario de Cristo (cap. 11:17).
2. Como proveniente del templo de Dios y del arca de la alianza (cap. 12-22:5). Es el aspecto religioso de los acontecimientos, teniendo en vista principalmente a Israel. Más allá del reino y del juicio del gran trono blanco (cap. 20:11), el fin es entonces el estado eterno (cap. 21:3).