Peligro de menospreciar su privilegio

Génesis 27:30-46

Hebreos 12:16-17 relaciona esta escena con la del capítulo 25. Esaú, el profano, desea ardientemente heredar la bendición, pero es rechazado a pesar de sus lágrimas; antes la había despreciado y ahora es demasiado tarde (Proverbios 1:28-31). El mundo está lleno de personas que, como este hombre, venden su preciosa alma a cambio de algunos placeres pasajeros. Su dios es el vientre y solo piensan en lo terrenal (Filipenses 3:19). Son de esta tierra, tienen su porción en esta vida (Salmo 17:14). Un terrible despertar les espera cuando «más tarde» reconozcan su locura. Las lágrimas que derramarán en el lugar espantoso, donde será el lloro y el crujir de dientes, serán vanas, como las de Esaú, para obtener la bendición perdida a causa de ellos mismos. Para Jacob empiezan las dificultades. El odio de su hermano, excitado por el rencor y los celos, lo obliga a dejar a los suyos. No volverá a ver a su madre, pese a que esta había previsto una separación de solo algunos días (v. 44). Rebeca también sufrirá las consecuencias del engaño que ambos habían perpetrado.

La Escritura, al dar un gran lugar al relato de la vida de Jacob, nos permite admirar el largo y paciente trabajo de la gracia de Dios para con uno de los suyos.

Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"