Cuando la visión espiritual se oscurece

Génesis 27:1-29

La escena relatada en este capítulo es bastante dolorosa. He aquí una familia en la cual Dios es conocido y, sin embargo, las concupiscencias, los fraudes y las mentiras se muestran muy tristemente. Isaac se enceguece física y espiritualmente. Ha perdido el discernimiento en tal grado que una comida sabrosa cuenta más para él que el estado moral de sus hijos. Sin buscar el pensamiento de Dios, se dispone a bendecir a su hijo preferido. Rebeca, por su lado, aconseja a Jacob que despoje a su hermano de esta bendición, engañando a su padre. Solamente Esaú podría parecernos simpático en esta familia. Pero Dios conocía su corazón profano y, a través de esta aparente injusticia, Su voluntad se cumplía. Isaac tendrá que reconocerlo (v. 33, final).

Jacob consigue sus propósitos. Con la complicidad de su madre obtiene la bendición a la cual daba tanto valor. Pero, si para recibirla hubiese confiado en Dios en lugar de obrar con engaño, ¿no la habría recibido igualmente? ¡Sin ninguna duda! Dios, quien había declarado: “el mayor servirá al menor” (cap. 25:23), no podía contradecir su palabra ni permitir ningún error. Y Jacob se hubiera evitado muchas penas y mucho tiempo perdido. El camino del Señor para nosotros siempre es sencillo, pero ¡cuántas veces lo complicamos con nuestras desatinadas intervenciones! (Salmo 27:11).

Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"