Cual guardián terrible que vela en la entrada de Canaán, se alza imponente la poderosa fortaleza de Jericó cerrando el paso al pueblo. ¡Qué obstáculo más terrorífico! ¿Qué representa esto para nosotros? Cuando un recién convertido, alguien que acaba de pasar de la muerte a la vida, se dispone a vivir su fe, en seguida Satanás se las ingenia para asustarlo. Coloca delante de él grandes dificultades: un testimonio que rendir ante compañeros burladores, el abandono de alguna costumbre, una confesión o excusas que presentar a alguien que se ha ofendido. Y mucho más todavía, pues en algunos países quienes declaran ser cristianos se enfrentan con verdaderas persecuciones. ¿Cómo enfrentar tales reacciones inevitables de parte del enemigo? Dejando que el Señor dirija todo a su manera. A nosotros nos exige plena confianza en él, celo (nótese como Josué se levanta temprano) y un testimonio claro al cual corresponden las siete trompetas. Y además, ¡la perseverancia! ¡Siete días, y el séptimo día siete veces! La paciencia debe tener su obra perfecta (Santiago 1:4). Y finalmente la condición principal: es preciso sentir la presencia del Señor con nosotros en nuestro andar cotidiano. De esto nos habla el arca que había sostenido a Israel en el Jordán y que aquí lo acompaña para darle la victoria (v. 6).
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"