Esdras guardó la Palabra de Dios y no negó Su nombre. Él y los hombres que se reúnen a su llamado van a hacer la experiencia de que tienen poca fuerza (son apenas 1.500), pero, al mismo tiempo, de que Dios puso ante ellos “una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar” (Apocalipsis 3:8). Artajerjes I, llamado Larga Mano, como sus predecesores Ciro y Darío es un instrumento preparado por Jehová para mantener abierta la puerta del regreso a Jerusalén ante el cautivo remanente de Judá. La carta del rey muestra que se preocupa por todo: primero, por el restablecimiento del culto en Jerusalén, con todo lo que es necesario para los sacrificios y el mantenimiento de los sacerdotes y de los levitas; luego, por el establecimiento de las autoridades: gobernadores y jueces; finalmente –cosa notable– da instrucciones a Esdras para que haga conocer a todos las leyes de su Dios (Esdras 7:25).
Como los repartimientos de las aguas, así está el corazón del rey en la mano de Jehová; a todo lo que quiere lo inclina
(Proverbios 21:1; véase también Proverbios 8:15-16).
Esdras bendice a Jehová como a aquel “que puso tal cosa en el corazón del rey”. Ejercitémonos como él en ver siempre “la mano”, sí, “la buena mano de Dios” (Esdras 7:6, 9, 28; 8:18, 31) en todo lo que nos ocurre.
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"