Unos cuarenta años transcurrieron entre los acontecimientos del capítulo 6 y los que empiezan en el capítulo 7 con el viaje de Esdras durante el reinado de Artajerjes. En contraste con los sacerdotes negligentes mencionados en el capítulo 2:61-62, Esdras es capaz de presentar una genealogía que se remonta hasta Aarón. Además, él es un “escriba diligente en la ley de Moisés”. Es una cosa muy deseable ser instruido en la divina Palabra. Pero no basta conocerla con la inteligencia y la memoria, como las materias enseñadas en las escuelas. Esa clase de conocimiento solo serviría para envanecer (1 Corintios 8:1; 13:2). También es necesario amar esa Palabra y a la Persona que ella presenta. ¡Vea a Esdras! Él
Había preparado su corazón para inquirir la ley de Jehová
(Esdras 7:10).
Y no solo para inquirir, sino también para “cumplirla”. Porque conocer, aun con el corazón, todavía no es suficiente si no se pone en práctica lo que la Biblia nos ha enseñado (Santiago 1:22). Solamente cuando esas condiciones son cumplidas, uno puede permitirse enseñar a los demás.
Con benevolencia y generosidad, el rey tomó todas las disposiciones necesarias para permitir que Esdras emprendiera su viaje y también se ocupara en el servicio de la casa de Jehová a su llegada.
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"