Los versículos 1 a 6 y el maravilloso versículo 12 nos muestran las normas que deben regular todas nuestras relaciones con los hombres, con nuestros hermanos. Para tratar de solucionar ese problema, grandes pensadores de todas las civilizaciones han llenado inmensas bibliotecas con sus doctrinas sociales, políticas, morales o religiosas. Al Señor le basta un pequeño versículo para expresar su solución divinamente sabia, perfecta y definitiva. “Todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas” (comp. con Romanos 13:10). Esta regla de oro tenemos la oportunidad de ponerla en práctica cada día. Aprendamos, pues, a colocarnos siempre en el lugar de los que nos rodean.
Los versículos 13 y 14 nos recuerdan que si hay dos señores, también hay dos puertas, dos caminos. La mayor parte de los hombres sigue el camino ancho, y eso a pesar del letrero estremecedor: “Lleva a la perdición” (v. 13). En cambio, pocos son los que hallan la vida, porque pocos son los que buscan el camino que conduce a ella. “Estrecha es la puerta”. Se pasa por ella solo después de haber abandonado el equipaje de la propia justicia y del peso que tan a menudo carga nuestra vida. Amigo, ¿por cuál camino anda?
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"