Hasta el final del capítulo 18 se habla de los diferentes grupos de personas responsables en Israel: jueces, reyes, sacerdotes, levitas y profetas.
Los primeros que se nombran son los jueces y los oficiales. Estos debían juzgar al pueblo “con justo juicio”, obrar sin parcialidad y no dejarse sobornar (v. 18-19; Proverbios 17:23; 18:5; 24:23). Santiago hace énfasis muy particularmente en las relaciones sociales del creyente: los deberes para con el prójimo, las relaciones con respecto al rico y al pobre. Denuncia la discriminación de personas, la parcialidad (cap. 2:1 y sig.), el egoísmo, la dureza de corazón (cap. 2:15-16), la avaricia y la opresión (cap. 5:1 y sig.). Y para que nunca olvidemos hasta dónde puede rebajarse la injusticia, recuerda:
Habéis condenado y dado muerte al justo.
(cap. 5:6)
Israel no solamente no ha seguido “la justicia” (v. 20), sino que rechazó y crucificó al “justo y perfecto” (Job 12:4).
La necesidad de dos o tres testimonios para establecer una acusación o un hecho cualquiera subraya cuán falibles somos y qué distancia nos separa de Cristo, el único “testigo fiel y verdadero” (Apocalipsis 3:14; Juan 8:14).
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"