De las siete fiestas mencionadas en Levítico 23, este capítulo solo nos habla de las tres principales: la pascua, mucho más detallada aquí, la fiesta de las semanas o de pentecostés y, finalmente, la de los tabernáculos. En estas tres grandes ocasiones cada israelita debía subir al lugar que Jehová escogiera para morar allí. Lucas 2:41-52 nos muestra a José y a María en compañía del niño Jesús camino a Jerusalén para celebrar la pascua. Y Lucas 22:14-15 relata la última pascua preparada para el Señor. Ella era una verdadera necesidad para su corazón. “¡Cuánto he deseado comer con vosotros esta pascua antes que padezca!”, dijo a sus amados discípulos.
Esos días solemnes se celebraban anualmente, sin embargo Dios quería que cada uno de los suyos recordara todos los días de su vida su salida de Egipto (v. 3) y que allí había sido esclavo. En la actualidad, no es solo una vez al año, ni siquiera una vez por semana –el domingo– cuando el redimido recuerda de dónde fue sacado por gracia. Debe recordarlo y agradecerlo todos los días. Ese recuerdo lo guardará de toda ligereza. Pero el cristiano también es llamado a saborear de antemano el gozo del cielo.
Estarás verdaderamente alegre.
(v. 15)
“Regocijaos en el Señor siempre”,escribe el apóstol (Filipenses 4:4; 1 Tesalonicenses 5:16).
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"