Moisés debe hacer levantar el tabernáculo y disponer su contenido el primer día del primer mes, imágenes de las nuevas relaciones que Dios establece con su pueblo. Todas las cosas son hechas nuevas, y es Jehová mismo quien lo ha previsto todo. Ahora hace falta que se acerquen los sacerdotes: “llevarás” a Aarón y a sus hijos (v. 12, 14). Pensamos en aquel hombre que hizo una gran cena y envió a su siervo a decir a los convidados:
Venid, que ya todo está preparado.
(Lucas 14:16-17)
El santuario ha sido preparado para el adorador; ahora es necesario que el adorador sea preparado para el santuario: “Los lavarás… los vestirás… los ungirás”. Lavados, justificados, perfeccionados, entramos en el lugar santo, dice un cántico. Y, para el sacerdote, van a empezar sus funciones santas en sus sucesivas etapas: el altar de bronce, la fuente, la entrada en el lugar santo, la ofrenda del perfume sobre el altar de oro. ¿Nos quedaremos atrás cuando Dios mismo dice: “Llevarás a Aarón y a sus hijos”, cuando nuestro Sumo Sacerdote, verdadero Aarón que introduce a sus hijos en el santuario celestial, puede declarar:
He aquí, yo y los hijos que Dios me dio?
(Hebreos 2:13).
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"