Ahora, el libro de las Crónicas parece abandonar bruscamente su carácter de libro de la gracia. Salvo excepciones debidas al encadenamiento de los hechos, había cubierto sistemáticamente las faltas del pueblo y de su rey, para subrayar, al contrario, todo el bien que podía ser señalado. Digamos, de paso, que ¡es una cosa que siempre deberíamos hacer! (léase 1 Pedro 4:8).
Las páginas que abordamos contrastan tristemente con las “buenas cosas” que Dios se complació en hacer notar hasta aquí (cap. 12:12, 19:3). Pero a partir de ahora, verdaderamente ya no es posible cubrir la maldad de Joram y de sus sucesores. Este rey, yerno de Acab y de Jezabel, homicida (v. 4) e idólatra, incita a Judá para que adore a falsos dioses. Es un terrible estado; sin embargo, hace resaltar la incomparable paciencia de Dios para con su pueblo. De modo que la gracia seguirá brillando tan magníficamente en este libro, como aumentarán las tinieblas en el reino de Judá. Ella sobreabundará a medida que el pecado abunde (Romanos 5:20).
Una carta de Elías llega a Joram para recapitular sus crímenes y anunciarle el castigo divino, el cual no deja de cumplirse.
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"