Cristo padeció en la cruz, el Justo, por nosotros los injustos (v. 18). Por nuestro lado se nos concede que suframos algo por él (Filipenses 1:29). Al hacer el bien padecemos con él así como él padeció (v. 14). Finalmente, en todos nuestros sufrimientos morales el Señor simpatiza con nosotros(v. 12).
Si padecéis por causa de la justicia, afirma el versículo 14, bienaventurados sois (Mateo 5:10). Pidamos a Dios que nos guarde de todo temor humano y nos dé su temor juntamente con mansedumbre para testimoniar en todo momento “de la esperanza que hay en nosotros”. Esta esperanza, ¿la tiene el lector?
Pero, cuando nuestra conducta no es buena delante de los hombres, hablarles del Señor es echar sobre Él el desprecio que merecemos. Que el Espíritu de Cristo se sirva de nosotros para advertir a nuestros semejantes como otrora se sirvió de Noé para predicar a los incrédulos de su tiempo mediante la construcción del arca (v. 19-20). El diluvio es la imagen del juicio presto a caer sobre el mundo. Nos habla de la muerte, paga del pecado. En figura, los creyentes la han atravesado en el bautismo y están puestos al abrigo en el arca, que es Cristo. Él padeció la muerte en lugar de ellos y ellos resucitarán con él para una nueva vida (v. 21-22).
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"