El día que accedió al poder, David no olvidó a sus compañeros de Adulam. ¿Se olvidaría el Señor de los que procuran seguirle y servirle? Bien sabemos que no lo hará. En el momento mismo en que iba a dar su vida por los pecadores, y mientras los discípulos estaban preocupados por saber cuál de ellos sería estimado como el más grande, ¿qué les declara el Maestro?
Vosotros sois los que habéis permanecido conmigo en mis pruebas. Yo, pues, os asigno un reino, como mi Padre me lo asignó a mí
(Lucas 22:28-29).
Entre estos hombres fuertes hay una jerarquía. Pero ella no está basada en la fuerza, porque todos son hombres fuertes, sino en su abnegación, trátese de servicio, como para los tres valientes que sacaron agua, o de combate, como para Benaía. Hoy en día ocurre lo mismo con los creyentes. En todos los círculos cristianos algunos superan a otros por su celo y su apego al Señor. Algún día, en el cielo, conoceremos sus actos de valentía. ¿No desea usted encontrarse entre ellos? “Os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” (2 Pedro 1:11).
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"