1 Crónicas 11:1-14
Los largos años de sufrimientos y de exilio terminaron para David. Todo Israel reconoce sus derechos al trono. Se apodera de la fortaleza de Sion, celebrada en muchos salmos (por ejemplo Salmo 87:1-3) y que nos habla de la gracia real. Pero, en ella no habitará solo. Los hombres de fe que con él erraron en los desiertos y los montes, morando en las cavernas y cuevas de la tierra (de los cuales el mundo no era digno), ahora podrán habitar con él en esa ciudad para siempre (Nehemías 3:16 fin; Hebreos 11:16, 38). Hijos de Dios, ¿vemos emerger del horizonte la maravillosa ciudad de oro adonde Jesús conduce nuestros pasos? ¡Ojalá esta perspectiva nos fortifique para el andar y el combate cristiano!
El valiente Eleazar, junto con otros, pelea contra los filisteos para defender una parcela llena de cebada. Nos hace pensar en los siervos del Señor que debieron luchar para garantizar el alimento del pueblo de Dios. Muchos de ellos sostuvieron duras controversias con los enemigos de la verdad. Debemos estarles agradecidos y a la vez dispuestos a defender la sana doctrina que nos transmitieron (Judas 3).
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"