La gran imagen descrita y explicada

Daniel 2:31-49

En un impactante resumen se le presenta al rey la historia de las naciones por medio de esa extraña estatua de un hombre, constituida de la cabeza a los pies por diferentes metales. La cabeza de oro representa el primer imperio universal, el de Babilonia, después que Dios hubo retirado su trono de en medio de Israel. Brillante, pero de corta duración, esa monarquía dio lugar al reino medo-persa (el pecho de plata), al cual le sucedió a su turno el imperio griego de Alejandro (el vientre y los muslos de bronce). Finalmente, las piernas y los pies del personaje evocan un cuarto reino fuerte como el hierro, brutal y destructor, en el cual no es difícil reconocer al imperio romano. Su historia, desde las invasiones bárbaras –cuando terminó su primer período–, está actualmente interrumpida por lo que se ha llamado el paréntesis de la Iglesia. Pero, según la profecía, el imperio romano pronto debe reconstituirse por un breve tiempo. Habrá en él un elemento de debilidad figurado por la mezcla de barro cocido y de hierro (los diez reyes, distintos de la bestia romana; Apocalipsis 17:12) que lo hará vulnerable (v. 41-42).

Entonces la piedra cortada de la montaña, mas no con mano de hombre, es decir, la introducción del reino de Cristo, pondrá fin a la dominación del “hombre de la tierra” (Salmo 10:18) para la dicha de esta.

Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"