Si tenemos el deseo de ser fieles al Señor, siempre podremos contar con su socorro. Él es dueño de nuestras circunstancias y, cuando valientemente nos ponemos de su lado, no permite, a causa de su gloria, que seamos confundidos ante el mundo.
“Yo honraré a los que me honran”: esa sigue siendo su promesa
(1 Samuel 2:30).
Aquí Dios interviene de dos maneras acerca de Daniel y de sus compañeros. En primer lugar, dispone favorablemente el corazón de Aspenaz (comp. la historia de José, en Génesis 39:21). Luego permite que el aspecto físico de los cuatro jóvenes justifique el cambio de alimento. En el plano espiritual, ciertos jóvenes cristianos que estudian pueden hallarse en la misma situación que Daniel y sus tres amigos. A los ojos del hombre, el hecho de abstenerse de ciertas fuentes de instrucción y cultura, actualmente consideradas como indispensables, debería ponerlos en inferioridad de condiciones respecto de sus compañeros. Si renuncian a ellas con fe, se les asegura la bendición de lo alto.
Así ocurre con esos cuatro estudiantes, quienes pasan su examen brillantemente. Serán fieles testigos de Dios, mientras que no oiremos hablar más de los otros jóvenes (Salmo 119:98, 100).
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"