Las últimas recomendaciones de un padre o de una madre a sus hijos en el momento de su muerte siempre son palabras muy serias. Las de David a Salomón se resumen así: «Guarda la Palabra de Dios». También era el deseo del Señor Jesús en el momento de dejar a los suyos (Juan 14:23-24).
Después, es necesario hablar de juicio, sin el cual el reino de justicia y paz no puede establecerse. Los crímenes de Joab y los ultrajes de Simei, impunes durante mucho tiempo, deben ser rememorizados. Lo que borra un pecado es la confesión, y no los años. Pero lo que Barzilai hizo por el rey y los suyos tampoco se olvida.
Salomón, figura de Cristo, rey de justicia, dará a cada uno según su obra, como nos lo muestra la segunda parte de este capítulo (v. 23-46). El día en que el Señor establezca su reino en gloria, también dará las retribuciones (Mateo 25:31). Unos tendrán parte en la vida eterna, otros en los tormentos eternos. Sí, hay un Juez, un tribunal y un infierno (Apocalipsis 20:12-15). Pero también hay una “resurrección de vida” para los creyentes. Es la que David aguarda de ahí en adelante. Duerme en paz, “habiendo en su propia generación servido a la voluntad de Dios”, como lo declara Hechos 13:36, V. M.)
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"