¡Murmuración antes de cruzar el Mar Rojo (cap. 14:11-12), en Mara (cap. 15:24), en el desierto de Sin (cap. 16:2) y seguidamente en Refidim! (cap. 17:3). ¡Desgraciadamente, es la fiel imagen de nuestro corazón, tan diligente para olvidar la misericordia de Dios que es para siempre! (Salmo 136). Pocos días antes, ese pueblo cantaba el cántico de la liberación. Ahora murmura contra Moisés y Aarón. Sus quejas, en realidad, son contra Dios (v. 8). Queridos redimidos del Señor, acordémonos de que si estamos descontentos con los demás, o con las circunstancias en las cuales nos encontramos, en realidad es de Dios de quien no estamos satisfechos.
¿Y la inquietud por las cosas de la vida? ¿No es una ofensa hacia Aquel que ha dicho:
No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber;
Basta a cada día su propio mal?
(Mateo 6:25, 34; ver también el Salmo 23:1).
Él mismo supo lo que era estar en el desierto y tener hambre. Pero, con una sumisión perfecta, rechazó las sugerencias del tentador. Esperaba de Dios, con entera confianza, la respuesta a sus necesidades.
¡Qué paciencia por parte de Jehová! En lugar de castigar a su pueblo, comienza por mostrarle Su gloria (v. 7, 10 final) y se compromete a saciarlo.
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"