Después de los diferentes miembros del cuerpo de Cristo: pie, mano, oreja, ojo, mencionados en el capítulo 12, es como si halláramos al corazón en el capítulo 13. Su papel es animar y dar la energía necesaria a los demás órganos. Notemos que el amor no es un don, como los del capítulo 12, sino el móvil necesario para el ejercicio de aquellos dones. Es “un camino” abierto a todos y que conduce hacia todos (cap. 12:31). Así como un camino está hecho para que se ande por él, el amor solo se conoce verdaderamente por la experiencia. Por esta razón, este maravilloso capítulo no nos da ninguna definición del amor. Hace una lista no completa, pero sí suficiente como para humillarnos profundamente, de lo que el amor hace y sobre todo de lo que no hace. Ese camino fue el de Cristo en este mundo; y notemos que su nombre puede sustituir la palabra amor en este capítulo sin cambiarle el sentido (véase 1 Juan 4:7-8).
Nuestro conocimiento de las cosas aún invisibles es parcial, indefinido y precario. Pero pronto veremos “cara a cara”. Entonces, nuestro Salvador –que nos conoce a la perfección– nos hará entrar en el completo conocimiento de sí mismo (v. 12; Salmo 139:1); así el imperecedero amor será perfecta y eternamente satisfecho en nuestro corazón y en el Suyo.
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"