En ocasión de una victoria sobre los enemigos del pueblo, la autoridad de Saúl como rey va a afirmarse. Son enemigos muy conocidos: ¡los hijos de Amón! Bajo sus amenazas arrogantes y crueles, los habitantes de Jabes de Galaad están en una situación trágica y casi desesperada. No los vemos volverse hacia Jehová; al contrario, querían hacer alianza con el enemigo. No obstante, teniendo misericordia, Dios va a liberarlos por mano de Saúl. Estos habitantes de Jabes ilustran de manera impactante el terror, el oprobio y, finalmente, la miserable esclavitud que aguarda a los que se alian con el mundo y su príncipe (véase Hebreos 2:15). Saúl, al vencer, muestra algunas cualidades positivas de su carácter; además de celo y valentía, hay en él nobleza, generosidad y clemencia (v. 13) así como cierta modestia. Con razón atribuye la victoria a Jehová. ¡Tiene un buen arranque! ¡Y cuántos jóvenes tuvieron, como él, un brillante inicio! Luego tropezaron con el primer obstáculo puesto en su camino para probar su fe. ¿Por qué? ¡Sencillamente porque esa fe… probablemente no existía en absoluto!
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"