Rut solo había tenido que ver con los criados de Booz. Ahora encuentra a ese “amigo… hombre poderoso en riquezas” (v. 1, V. M.), figura particularmente hermosa del Señor Jesús. Booz evoca para nosotros al Amigo supremo, bondadoso y compasivo, Aquel de quien Dios pudo decir en el Salmo 89:19: “He puesto el socorro sobre uno que es poderoso”.
Lo vemos en la ciudad de Belén, (la misma en que el Salvador debía nacer) bendiciendo y dirigiendo a sus segadores, cuidando de todo, notando a la pobre espigadora y usando de una gracia llena de delicadeza que da confianza a la temerosa joven. La invita a acercarse, habla a su corazón y la consuela.
La experiencia que Rut vivió, es necesario que cada uno de nosotros la viva también. No basta conocer a los siervos del señor (pastores, doctores (o maestros) evangelistas) y obtener de ellos algunas enseñanzas sacadas de la Palabra. Es menester estar en directa relación con Jesús. Entonces él mismo hablará a nuestro corazón. Él nos dará a conocer lo que soportó cuando vino a la tierra para sufrir y morir. En el versículo 14, Booz da a la joven “grano tostado” (V. M.), símbolo de los sufrimientos de Cristo. Él nos saciará con los tesoros de su amor.
Hay un amigo celestial,
Mejor que todo terrenal;
De Dios es Hijo, y a la vez
Es mi Señor, sí, mío es.
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"