Las victorias del creyente, en lugar de cansarle y debilitarle, le proporcionan alimento y dulzura. Esto es lo que significa la miel hallada en el cuerpo del león muerto. El poder de Satanás es anulado por la muerte de Cristo (Hebreos 2:14). Pero, es un secreto que el mundo no puede comprender, porque halla sus propias alegrías más bien en las fiestas (v. 10). Para el hombre inconverso, allí hay un misterio: ¿cómo un cristiano puede encontrar placer y alimento para su alma en lo que él solo discierne como terror y muerte? (el león rugiendo, cap. 14:5). Sansón propone su enigma a los filisteos, quienes, sin la traición de su mujer, no habrían podido explicarlo. Un poco más tarde, lo traiciona su suegro (cap. 15:2). El mundo siempre engaña, siempre decepciona. Si como a Sansón se nos ocurre confiar en él o mezclarnos con sus alegrías, conoceremos amargas decepciones.
Dios guarda a su siervo librándolo de ese matrimonio con una filistea. Pero, si hubiese escuchado a sus padres habría evitado el tormento y toda esa inquietud. Y Dios no habría dejado de proveerle otra “ocasión contra los filisteos” (cap. 14:4).
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"