No es a los poderosos de Israel a quienes Jehová da a conocer sus pensamientos para la liberación de su pueblo, sino a dos pobres israelitas de Dan, la más débil de las tribus (cap. 1:34). Actualmente, ¿a quién revela Dios su plan de salvación y al propio Salvador? A los niños y a los que se asemejan a ellos en la sencillez de su fe (Mateo 11:25). Durante esa segunda visita del ángel, notamos el holocausto, la ofrenda y la peña. Otras tantas imágenes de Cristo que nos son familiares. Pero el ángel mismo, ¿quién es y cuál es su nombre? Manoa, quien había anhelado conocerlo personalmente, y no solo por intermedio de su mujer, obtiene esta única respuesta: “¿Mi nombre? Es admirable” o “maravilloso” (v. 18, V. M.) No es necesario que diga más para que nosotros lo reconozcamos. Abramos nuestras Biblias en Isaías 9:6: “Se llamará su nombre Admirable” (“maravilloso”). Y por cuanto es maravilloso, solo puede obrar “maravillosamente” (v. 19, V. M.), hecho por el cual también le reconocemos. El ángel que sube en la llama del holocausto, y Jesús, quien, después de acabada su obra,
Fue recibido arriba en el cielo”
(Marcos 16:19),
son una sola y misma Persona.
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"