Cuando se llega a adulto, ¿todavía debe tenerse en cuenta la opinión de los padres? Ciertamente, según el versículo 22. Eso forma parte del honor que se les debe y que no depende de la edad. Para padres creyentes, qué gozo resulta poder ver, cuando los hijos han crecido, los frutos de su educación (v. 15, 16 y 24; y qué relieve toma este versículo 24 si lo aplicamos al gozo que el Padre halló en el Hijo amado, el Justo y Sabio por excelencia, como lo vemos en Mateo 3:17). Pero sobre todo, y aun antes que nuestros padres, el Señor tiene derechos sobre nosotros.
Él nos dice a cada uno de nosotros:
Dame, hijo mío,tu corazon (v.26).
No te pido primero tal parte de tus recursos o de tu tiempo, sino tus afectos. El resto vendrá luego. Al darme tu corazón por entero –dice Jesús– no haces sino devolverme lo que me pertenece, porque él es mi salario, tan caramente adquirido en las horas de la cruz. Los macedonios mencionados por Pablo en 2 Corintios 8 se habían dado ellos mismos al Señor.
El fin del capítulo describe la trágica inconsciencia de aquel a quien embrutece el alcohol. Está vencido por el vino (Isaías 28:1 fin), incapaz de resistir a las tentaciones carnales (v. 33) y se arruina completamente (v. 21).
Querido amigo, ¿qué vas a hacer de tu corazón?
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"