Las circunstancias han cambiado mucho en Egipto entre Génesis y Éxodo. Lo que caracteriza ahora al Faraón y a su pueblo es que no conocen a José (v. 8; Hechos 7:18). ¡Aquel que salvó a Egipto y conservó la vida a todo un pueblo ha sido olvidado totalmente! Así procede el mundo actual, del que Satanás es el príncipe. Jesús, el Salvador, no ocupa ningún lugar en la mente y el corazón de los hombres. Y, a la par con el acto de ignorar a Dios y a su Hijo, las almas están sometidas a una dura esclavitud bajo la cual algunos gimen, pero de la que la mayor parte es inconsciente. Esta esclavitud en la que Satanás mantiene a los hombres es representada de una manera conmovedora por la despiadada servidumbre a la cual están sometidos aquí los hijos de Israel (v. 13). Pero el tema del libro del Éxodo es la redención: la liberación del pueblo de Dios arrancado a ese terrible poder. Esto exige previamente una descripción de su estado trágico.
El malvado rey ordena la muerte de todos los niños recién nacidos de los israelitas (comp. Mateo 2:16). Pero Dios se vale de las mujeres que le temen –y que, por el contrario, no temen las órdenes del rey– para deshacer los designios del enemigo. ¡Cuán preciosos son para Dios todos los signos de fidelidad en medio de esta escena en la cual reina Satanás!
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"