El vino, el que representa en la Palabra la comunión con las alegrías del mundo, conduce a la burla (v. 1; léase Isaías 28:7, 14).
Muchas personas que no vacilan en proclamar su propia bondad (v. 6), su moralidad (v. 9; comp. 1 Juan 1:8, 10), prueban que conocen muy mal su corazón natural. Solo el nuevo hombre (el justo) puede agradar a Dios al caminar en la fidelidad y la integridad (v. 7). Comparemos nuestro versículo 10 con Deuteronomio 25:13-16: “No tendrás en tu bolsa pesa grande y pesa chica… Pesa exacta y justa tendrás…”. En la práctica esto quiere decir, por ejemplo, que no debemos juzgar nuestras propias faltas con indulgencia y las de los demás con severidad.
Esto nos lleva al versículo 11. Por más joven que sea un creyente, es exhortado a darse a conocer por lo que él es. Menos por sus palabras que por su conducta; esta debe ser a la vez limpia y recta, proscribir toda actitud turbia y malsana y toda clase de trampa. Tal conducta se notará porque contrastará con el comportamiento equívoco o deshonesto de muchos de sus compañeros. ¡El Señor nos ayude a todos a darle un valiente testimonio, tomando como modelo la fidelidad que solo Él realizó perfectamente! (fin del v. 6).
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"