Si se anuncia el descubrimiento de yacimientos de oro en algún punto del globo, en pocas semanas se verá construir allí ciudades enteras. Una publicidad que señale un fácil medio de ganar dinero recibirá innumerables respuestas. En cambio, adquirir la sabiduría no suscita competición alguna (comp. v. 16). Solo el discípulo de Jesús que tiene cuidado de su Palabra conoce el valor de ella (v. 20; Salmo 119:127). Los despojos compartidos con los soberbios no tienen atracción para él. Se complace con los humildes y benévolos (v. 19).
El corazón del sabio hace prudente su boca (v. 23). El amor le dicta “los dichos suaves” que serán como un bálsamo para las almas enfermas.
En contraste con el hombre recto (v. 17) y “sabio de corazón” (v. 21), los versículos 27 a 30 nos ofrecen el retrato del “hombre de Belial” (v. 27, V. M.), “perverso”, “violento”. “Cava en busca del mal”, divulga lo que ha descubierto, siembra contiendas, divide y lleva a hacer el mal. Guardémonos de ese peligroso compañero y sigamos en este mundo el camino de los hombres rectos, el que nos obliga a tener mucha prudencia para evitar el mal (v. 17; 2 Timoteo 2:22). Finalmente, meditemos el versículo 32. La más hermosa victoria que un hombre pueda lograr consiste en dominar su propio espíritu (en contraste con cap. 25:28).
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"