
El pecado después de la conversión
El asunto que vamos a considerar es el que más inquieta a los creyentes al principio de su carrera. Se trata de la pérdida de la comunión con Dios, originada después de la conversión, a causa del pecado.

La caída y la restauración del creyente
Este folleto expone el tema de la disciplina desarrollado por tres autores diferentes para advertirnos sobre el agravio que nuestras faltas como creyentes causan a Dios y al prójimo. Luego nos presenta el camino de retorno, por medio de la confesión y la reparación, para poder gozar nuevamente de la comunión con el Señor. Que estas páginas sirvan de ayuda al lector para comprender los diferentes aspectos y la importancia de este tema.

La tentación y el socorro divino
¿Qué es la tentación? Es la incitación a pecar. Y pecar es, fundamentalmente, hacer la propia voluntad, la cual se opone a lo que uno sabe que es la voluntad de Dios. Esta “voluntad de Dios” la resume el Señor mismo: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas… Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Marcos 12:30-31).

Vuélvete a mí
La forma con la que Dios se ocupa de alguien que se aleja, seguramente no es la nuestra. Los caminos de Dios son hermosos y perfectos. Hermano que se alejó, no suponga que al abandonar al Señor, todo se terminó para usted y que no puede ser restaurado. No; si vuelve, días mejores han sido preparados para usted. El propósito de Dios es conducirnos a un estado práctico mejor del que hemos perdido al alejarnos. De esto resulta que gustamos mucho más la gracia, tenemos más confianza en el Señor y desconfiamos más de nosotros mismos.
La restauración
Estos dos artículos fueron escritos varios años atrás en diferentes ocasiones.